Crónicas de los imputados

Todos hemos sido fastidiados y hemos fastidiado alguna vez. Todos hemos sentido esa ira. Fastidio representa esos sentimientos. Fastidio desenmascara los más oscuro de nuestra sociedad: cómo fastidiamos a aquellos que nos fastidian.
Fernando Durán es un testigo y protagonista de varios de nuestros fastidios. Su camino comienza en una pequeña morgue ubicada en el norte de nuestro país. Fernando no encontró lo que quería dentro de los cadáveres que abría cada día, a pesar que gracias a él se pudo hacer justicia para varios muertos. Luego intentó en una funeraria. Incluso intentó escapar del aburrimiento durmiendo dentro de los ataúdes. No contento, y sabiendo que su misión era más grande, emigró a la ciudad, y buscó su destino en el Instituto Psiquiátrico. Fran Muñoz ya llevaba años cargando el peso de numerosos e injustos fastidios que había presenciado en su vida. Cansado de buscar justicia, comenzó a creer que la humanidad era intrínsecamente insana, y que la ley de supervivencia era fastidiar o ser fastidiado. Rodrigo Muñoz, cansado de la rutina impuesta por la puta vida, decidió entrar en el sistema para fastidiarlo desde su raíz. Vio que la única manera de derrotar al enemigo era conociendo sus puntos más débiles, y usarlos en su contra. Persiguiendo sus sueños artísticos obstinadamente, cayó en un oscuro pozo de desesperación, dándose cuenta de que el enemigo era el mismo. ¿Qué cosas tenían en común estas personas, además de su rebeldía? Los sonidos que hacían juntos los liberaron del infierno de sus vidas. Para llenar los vacíos en los lugares más bajos, los tres buscaron a Andrés Pozo, hasta que lo encontraron. Nació Fastidio.
Fastidio se armó para la batalla. Crearon once canciones, y las compilaron en la obra Crónicas del Sector 3. Once cortes afilados del más puro metal fastidioso.